Hacía ya tiempo que me había cansado de escuchar hablar de las grandes capitales europeas. Que si París, que si Londres, que si Roma. Me encanta viajar, y he visitado todas esas ciudades varias veces, pero llegó un punto en el que me parecía que esos viajes no me estaban aportando nada, y yo siempre he tenido muy claro que si viajo es para crecer, y si había dejado de crecer viajando algo estaba haciendo mal. Todo el mundo tiene una lista de los sitios que tiene que visitar antes de morir. Mi lista es muy larga porque incluye todos los rincones del planeta, pero nunca me había atrevido a hacer un viaje que se saliese por completo de mi zona de confort, así que por muy larga que fuera mi lista solo había tachado cinco o seis destinos.
Hablando de esto con un amigo, hace ya tiempo, me comentó que unos amigos suyos acababan de volver de hacer una ruta por los Balcanes, y que parecía que les había cambiado la vida. A mí aquello me metió el gusanillo de la envidia y de la curiosidad, y de repente los Balcanes pasaron de estar en algún lugar remoto de mi lista a ser el número uno. Yo sabía que quería hacer algo relativamente barato, porque soy autónomo y no me dan los cuartos, y empecé a mirar rutas, lugares, ideas y experiencias, y hoy, por fin, puedo decir que vengo a contaros la mía.
Aunque intenté convencer a un par de amigos para que se vinieran conmigo, mi plan de viaje era de dos semanas y ninguno tenía tanto tiempo libre, así que acabé yéndome solo. Era la primera vez que viajaba solo y la verdad es que me daba un poco de reparo, pero lo vi como una oportunidad de película para conocerme a mí mismo y para empaparme realmente del viaje. Tenía muy claro que lo primero que iba a hacer al llegar era alquilar un coche para desplazarme y ahorrarme quebraderos de cabeza por el tema del transporte, así que ya me había visto varias rutas pensadas para quemar rueda. Si vais a lanzaros a la aventura de recorrer los Balcanes en coche, voy a daros los consejos que a mí mejor me sirvieron o que me habría gustado saber una vez por ahí, porque os aseguro que, efectivamente, es un viaje que os va a cambiar la vida.
Consejos para viajar por los Balcanes en coche y no morir en el intento
No sé si planeas lanzarte a la aventura, pero yo personalmente te recomiendo tener claro a dónde vas. Ese es mi primer consejo, porque yo me perdí una única vez y no te lo recomiendo. Descubres nuevos lugares y todo lo que tú quieras, pero la mayoría de las carreteras de algunos de los países de los Balcanes están en muy mal estado y conducir por ellas más de lo estrictamente necesario se puede convertir en un calvario. Además, contar con una ruta de viaje te ayuda a asegurarte de que podrás visitar todo aquello que llevas años soñando con visitar, y no te limitarás a dar vueltas algo perdido. Así que, primer consejo: ruta preparada.
Los Balcanes te presentan muchísimas posibilidades porque están compuestos por bastantes países. Por Croacia no tendrás ningún problema porque las carreteras son estupendas, pero no tendrás tanta suerte con otros países. Aun así, yo siempre había querido viajar a Serbia, así que Serbia era un destino clarísimo en mi viaje por los Balcanes. Al parecer, la mayoría de la gente ni pisa este país cuando hacen ruta por los Balcanes, pero Belgrado va a estar en mi corazoncito para siempre y me parece que está subestimada, así que, si tenéis la oportunidad de hacer un viaje de varios días por estos países, aprovechad para visitar Serbia.
Evidentemente, todos los países de los Balcanes, incluyendo los más populares, merecen la pena. Mi paso por Serbia fue importante para mí porque es un país que siempre me ha llamado la atención, pero Croacia y Montenegro me enamoraron por completo. Empezando por Zagreb y siguiendo con Sibenik, lo cierto es que gran parte de mi tiempo en los Balcanes lo pasé conduciendo (evidentemente), pero incluso el paisaje desde la ventanilla era espectacular. Eso sí, planifica bien la ruta para asegurarte de que aprovechas el tiempo al máximo, porque si eliges bien tus caminos podrás hacer turismo mientras te desplazas y eso es un win-win.
Otra cosa importante: la cultura es muy interesante, y en las zonas turísticas probablemente te las apañes decentemente con el inglés, pero si, como yo, decides optar por zonas menos concurridas es probable que tengas serios problemas de comunicación. Llévate un diccionario que te permita expresar lo más básico, aunque sea para pedir direcciones o un triste vaso de agua en un restaurante, porque de lo contrario no te entenderá ni Dios. Y sí, habéis leído bien, un diccionario, porque si te piensas que vas a encontrar Wi-Fi en cualquier parte te estás equivocando y no poco, así que no cuentes con que Internet te saque las castañas del fuego como de costumbre.
Visitar los Balcanes es una experiencia que merece la pena vivir en primera persona. Lo que yo aprendí, lo bien que me lo pasé, la desconexión y los lugares con los que pude maravillarme son míos para siempre, y lo único que puedo darte es unos pocos consejos para que tu experiencia sea igual de redonda. Aun con todo, te aseguro que una mala experiencia en los Balcanes es mejor que no tener ninguna experiencia en los Balcanes, y eso ya dice mucho de lo impresionante que es una ruta por esos países.